Monte es el nombre que me ha puesto Maribel. Nos encontramos cuando ella paseaba por el campo, un lugar precioso de la sierra sevillana. Maribel fue muy cariñosa conmigo y muy buena: me llevó con ella, me bañó, me puso de comer y de beber y me abrazó. Qué extraña esa sensación a la que llamáis afecto y ¡qué linda!
Dicen que te cuente sobre mí, no recuerdo mucho; creo que soy una bebé todavía porque apenas he cumplido los 4 meses. Me parece que soy una mastina y que me apartaron de mi madre porque éramos muchos hermanos. Luego recuerdo frío y miedo, y mucha hambre.
Seré una grandullona pero Maribel dice que todo lo que tengo de grande lo tengo de buena. Me encantan los niños, los demás perros y los gatos. Y ¡ah! Maribel también dice que aunque soy una cachorra no soy un trasto, que eso es muy importante para que me quieras adoptar. Supongo que está contenta porque cuando me deja sola, me pongo a dormir y no me como ni las patas de las mesas, ni los calcetines, ni las zapatillas. Pero es que… ¡no me gustan!
Bueno, pues ya está. Que tengo muchas ganas de conocerte y de irme contigo porque con Maribel estoy bien pero… entre tú y yo… su casa es un poco pequeña y somos muchos… shhh…
¡Ah! Una promesa: en cuanto vengas a por mí cambio esa mirada triste por un lametón alegre ¡prometido!
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