DOROTEA

Hace unas pocas semanas nos encontramos con la mirada suplicante de Dorotea tras los barrotes oxidados de una jaula de la perrera.

Dorotea no ladraba, ni siquiera gemía, se limitaba a pegar su carita contra los barrotes y a suplicarte con la mirada. Incluso nos pareció que sonreía.

Al abrir la puerta de la jaula trepó y saltó hasta nuestros brazos, y nos llenó de besos; besos locos y alegres, besos agradecidos y tibios. Y nosotros la abrazamos muy fuerte y nos reímos y dimos vueltas con ella y le dijimos que una sola mirada suya bastó para quererla.

Dorotea es un dulce, un amor; es un soplo de ternura y un derroche de inocencia. Dorotea es la alegría de vivir y la simpatía en cada uno de sus gestos.

Lo descubre todo por primera vez y todo lo disfruta: una pelota, un beso, una carrera, una flor, un perro, un abrazo, una mosca, una palabra dulce…

Y disfruta tanto de la compañía humana, tanto ¡que se dispersa!: a ver, ¿qué hago? ¿me subo a tu falda? ¿cuerpo a tierra y patas arriba para que me acaricies la barriga? ¿me pego una carrera y vuelvo y te sonrío? 

Tan pequeña, tan dulce, tan ingenua, tan linda. Dorotea es una jovencita que debió nacer hacia el mes de abril del año 2010, así que no tiene un año todavía. Dicen que puede ser un cruce de Grifón. Lo que si es, seguro, es un tesoro puro.

¿Quieres adoptarla? ¿Quieres quererla?

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